El síntoma como escena: histeria grave en tiempos de clasificaciones

Opinión15/08/2025Redacción El CaudilloRedacción El Caudillo
Opinión - Rodolfo Ceballos (1)

Por Rodolfo Ceballos (*)

El Hospital Ragone, especializado en salud mental, diagnosticó de histeria grave a 62 personas que presentaron síntomas físicos sin causa identificable, pero que ingresaron con conflictos psíquicos importantes, según una comunicación de prensa de la institución. 

El hospital al usar la categoría antigua de “histeria grave” tomó el modo diagnóstico de la mejor psicopatología clásica. Los nomencladores internacionales, siguiendo la ola de que las enfermedades mentales deben ser reclasificadas, casi como etiquetas de que lo singular de cada uno es un puro “trastorno”, acordaron que la histeria se llame ahora "trastorno". Y definieron dos tipos de trastornos: 1) los de “conversión”, que muestran que el cuerpo del paciente tiene una serie de síntomas físicos, casi escenificados, sin causa médica identificable pero que reflejan un conflicto psíquico evidente, y 2) los “disociativos”, con pérdida parcial o completa de la integración normal entre recuerdos, conciencia, identidad y control motor.

El Ragone, en su práctica institucional, caracteriza a la histeria con una sintomatología variada y compleja: dolores somáticos sin causa orgánica, alteraciones transitorias de la conciencia, alucinaciones o delirios de remisión rápida. 

Con el objetivo de optimizar la capacidad de respuesta del equipo de salud, el hospital desarrolló un ateneo clínico centrado en el diagnóstico diferencial y tratamiento de las patologías asistidas en el servicio de Agudos, entre ellas, la histeria grave.

La exposición estuvo a cargo del psicólogo Carlos Ibarra, y contó con la participación de personal de salud de ese servicio, del área de Internación y de residentes de Psiquiatría.

El registro obtenido de los 62 ingresos con cuadros de histeria grave fue durante el primer semestre del 2025. Del total, 36 fueron derivados desde la guardia de Emergencias y 26 desde los consultorios externos al servicio de Agudos.

Actualmente, se asiste a 18 pacientes con ese diagnóstico, cifra que representa un leve incremento respecto del mismo período del 2024, cuando eran 15.

Si se pone el foco en ese grupo de pacientes atendidos, se notó la persistencia de cuadros psíquicos con somatizaciones y personas muy disociadas, que no encajan fácilmente en diagnósticos más líquidos de la modernidad como trastorno de ansiedad o trastorno límite.

Es interesante la práctica clínica del Ragone que conserva la categoría clásica de "histeria". Ese nombre tiene un linaje psicopatológico y es de enorme claridad en algunas “querellas” de los diagnósticos. En este caso se usó el término histeria en un contexto hospitalario donde el lenguaje médico convive con el saber psicológico. Planteada así la cuestión, permite estudiar de la histeria sus signos y síntomas (semiología) y su terapéutica (a través de la palabra, del fármaco o combinadas ambas modalidades). 

El hecho de que estos pacientes puedan estabilizarse en tiempo prudencial, permite que el servicio de Agudos trabaje con un plazo de hasta 60 días para poner un horizonte a la terapéutica. En el Ragone, esta operatividad clínica favorece diagnósticos con intervenciones intensivas y simbólicamente potentes.

La comunicación de prensa del hospital no especificó el género de los pacientes. Históricamente el diagnóstico de “histeria” ha estado fuertemente asociado a mujeres, desde la medicina clásica hasta el psicoanálisis freudiano. Sin embargo, esa asociación fue puesta en cuestión, y en instituciones como las del Hospital Ragone, es probable que el cuadro afecte a ambos géneros, aunque con expresiones clínicas distintas.

Hoy se reconoce que los trastornos disociativos y conversivos pueden presentarse en cualquier género. De acuerdo a los casos, se observa en los hospitales públicos de salud mental que atienden crisis agudas, que es posible una distribución más equitativa del diagnóstico de histeria, aunque los síntomas pueden diferir: en mujeres, a veces con más somatización, es decir, relatan o no un malestar emocional a través de síntomas físicos y que el clínico no encuentra una causa médica que los expliquen.

En varones, se pueden dar más cuadros delirantes breves o acting out, conducta de una persona que actúa su conflicto en lugar de hablarlo o elaborarlo.

 

(*) Periodista especializado en temas de psicología y salud mental.

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