



Es imposible mirar esta imagen sin sentir una profunda herida en el alma. Un niño fue enterrado sin cajón, en tierra seca, porque la pobreza extrema de sus padres no les permitió ofrecerle siquiera lo mínimo digno para su despedida. Esto ocurrió en Santa Victoria, Salta, y lo más desgarrador es que alrededor de la tumba se ven muchos otros niños, testigos silenciosos de una realidad que los acecha también a ellos.


La presencia del Estado brilló por su ausencia. ¿Dónde estuvo el auxilio, la contención, el respeto por la vida y la muerte? ¿Cómo puede una sociedad tolerar que un niño sea sepultado así, como si su existencia no hubiera importado? Esta escena no solo duele: indigna. Porque no es una tragedia inevitable, es el resultado de una indiferencia estructural que sigue condenando a los más vulnerables al olvido.
Que esta imagen no se pierda entre otras. Que nos sacuda. Que nos obligue a exigir que nunca más un niño sea enterrado sin cajón, sin justicia, sin dignidad.


Pensamiento crítico ausente, redes sociales presentes: psicología de una radicalización

Entre la Legítima Defensa y la Falta de Herramientas: La Encrucijada de la Fuerza Policial en Orán

Misterio y las sombras: La muerte del ex comisario Cordeyro exige respuestas claras

Día Mundial de la Salud Mental: qué balance podemos hacer en Salta


¿Fin de una era? Habrían renunciado el director general y la subdirectora del Servicio Penitenciario

Tensión en la frontera: Bagayeros bolivianos amenazan con cerrar el puerto y echar a bagayeros argentinos

Presupuesto 2026: $59 mil millones para Salud, y $512 millones para el IPS

Presupuesto 2026: REMSA, millonaria recaudación minera, escasos resultados



