¿Freno al negocio de agencieros? La AMT dio licencias directas a choferes y sacude, un poco, el sistema

En una medida que marca un antes y un después en la historia del transporte impropio de la provincia de Salta, la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) resolvió ponerle fin a una de las prácticas más injustas y naturalizadas del sector: el uso de las licencias de remís como herramienta de poder económico y sometimiento laboral por parte de agencieros y empresarios que nunca pisaron un coche.

Con la Resolución N.º 379/25, el Directorio de la AMT decidió otorgar licencias definitivas individuales de remís a trabajadores que venían operando desde hace años bajo permisos precarios, cumpliendo con todas las exigencias legales y técnicas. Así, los choferes que trabajaban en condiciones de dependencia disfrazada ahora se convierten en titulares legítimos, cortando de raíz la dependencia de los dueños de agencia.

La medida llega después de casi siete años de renovaciones y prorrogaciones de permisos “provisorios” entregados en 2018 con carácter de urgencia social, en medio de protestas, huelgas de hambre y promesas políticas que nunca se cumplieron del todo. Lo que nació como una solución temporal ante una crisis laboral en el rubro, terminó en un sistema viciado donde los que verdaderamente trabajaban—los choferes—seguían atados a la voluntad de terceros que sólo lucraban con los autos ajenos.

La resolución establece que los trabajadores que cumplieron con las exigencias normativas dejarán de ser prestadores precarios y pasarán a tener su licencia individual, sin intermediarios. En otras palabras: por fin el coche y la habilitación quedarán en manos de quienes lo conducen, no de quienes lo “alquilan”.

Detrás de esta decisión hay un mensaje claro: el Estado empieza a ponerle límites a un esquema de especulación con licencias que, durante años, sirvió para el enriquecimiento de unos pocos en perjuicio de muchos. El transporte de pasajeros de carácter impropio, como los remises, se convirtió en un campo minado de abusos laborales, aprietes, y contratos abusivos que forzaban a los choferes a pagar cifras casi millonarias por mes solo para poder trabajar, mientras los agencieros se aseguraban ganancias sin mover un dedo.

Según se detalla en la resolución, aquellos beneficiarios que cumplieron con la ley recibirán una única licencia, lo que también empieza, tal vez, a ponerle fin a otro negociado habitual: las personas con múltiples permisos a nombre de testaferros, generando una suerte de monopolios privados en el sistema de transporte.

Sin embargo, el documento también señala que quienes no regularizaron su situación o figuran con más de un permiso a su nombre, quedarán afuera del beneficio, dejando en evidencia que la medida también apunta a depurar el sistema y ponerle un freno a la concentración empresarial encubierta.

La decisión sienta un precedente fuerte en la política de transporte salteña. Por primera vez en años, los choferes dejaron de ser considerados prestadores de segunda categoría y fueron reconocidos como sujetos de derecho. La AMT, históricamente cuestionada por sus vínculos con sectores empresarios, parece esta vez haber escuchado la realidad de la calle y haber tomado partido por los trabajadores, aunque sea por muy poco. Pero por algo hay que empezar.