[PAPELÓN] Concejal aliado a Hernández Berni no quiere rendir cuentas. Perdió 5 a 4 una votación, pero para él fue empate

El Concejo Deliberante de Tartagal volvió a dar la nota, pero esta vez con un escándalo que superó todos los límites de lo imaginable. En plena votación por la creación de una Comisión Investigadora destinada a transparentar los gastos del propio cuerpo —informes que nunca fueron presentados por la Presidencia—, el presidente Armando “Armandín” Leguizamón y su secretario protagonizaron una escena insólita: con cinco votos contra cuatro, decretaron que había “empate”.

El disparate no terminó ahí. Como si fuera poco, en medio de esa votación, el presidente decidió llamar a un cuarto intermedio, dilatando un proceso que debería ser simple y reglamentario. En cualquier concejo normal, la mayoría se respeta. En Tartagal, en cambio, el reglamento parece depender del antojo de Armandín.

La situación expuso, una vez más, la falta de transparencia que rodea la gestión de Leguizamón. Mientras los gastos del Concejo siguen siendo un misterio —con planillas que circulan sin control ni respaldo, y con rendiciones que jamás se presentan en tiempo y forma—, el presidente se refugia en artilugios reglamentarios para evitar que se investigue.

El espectáculo fue tan burdo que ya nadie discute la necesidad de una rendición seria y pública de cuentas. En vez de eso, lo que Tartagal presenció fue un papelón institucional que desnuda la verdadera cara de la Presidencia del Concejo: arbitrariedad, improvisación y un desprecio total por la transparencia.

Lo que ocurrió este 10 de septiembre no es un hecho aislado, sino la confirmación de que bajo la conducción de Armandín Leguizamón, el Concejo de Tartagal se convirtió en un escenario de irregularidades, manipulación y maniobras absurdas para esquivar el control. La pregunta ya no es si hay algo que ocultar, sino cuánto más queda por descubrir.