Presupuesto 2026: Reparto de fondos y prioridades en Educación

Salta14/11/2025Redacción El CaudilloRedacción El Caudillo
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El proyecto de Presupuesto 2026 enviado por el Gobierno de Salta a la Legislatura deja en claro que Educación volverá a ser el área con mayor asignación de recursos provinciales, pero también evidencia desequilibrios históricos en la distribución interna del sistema. A continuación, un repaso detallado —nivel por nivel— de cómo se prevé invertir, cuánto dinero se asigna y qué sectores salen más beneficiados.

Educación Inicial: expansión mínima y mantenimiento básico. Recibirá una partida que se concentra principalmente en:

  • Mantenimiento edilicio
  • Pequeñas ampliaciones en jardines existentes
  • Pago de personal docente y auxiliares

No se proyecta una expansión significativa de salas de 3 y 4 años, una deuda crónica en departamentos como Rivadavia, Orán y Anta. La inversión en infraestructura es menor en comparación con otros niveles.

Educación Primaria: refacciones y continuidad del servicio. Absorbe una de las mayores masas salariales del sistema. El presupuesto contempla:

  • Reparación y refacción de escuelas, sobre todo en Capital, Orán y San Martín
  • Fondos para material didáctico, pero sin un incremento notorio respecto a 2025
  • Continuidad de programas compensatorios, sin ampliaciones relevantes

Si bien primaria mantiene la estructura del sistema, no se observan inversiones orientadas a reducir la sobrecarga de aulas, especialmente en zonas como la sureste de la Capital.

Educación Secundaria: ampliaciones puntuales, pero sin transformaciones profundas. El nivel secundario tendrá:

  • Ampliaciones edilicias puntuales en escuelas de Orán, Tartagal y Cerrillos
  • Refuerzos para cubrir mayor matrícula urbana
  • Programas de acompañamiento y terminalidad

Sin embargo, no se proyectan nuevas escuelas en zonas críticas ni un plan fuerte de modernización curricular o tecnológica. El presupuesto sostiene lo existente, pero no plantea mejoras estructurales para un nivel que atraviesa abandono escolar, repitencia y falta de infraestructura.

 
Educación Técnica y Formación Profesional: la partida más dinámica. Aparece como uno de los sectores con mayor movimiento presupuestario. Entre fondos provinciales y nacionales (INET), se prevén:

  • Refacciones y ampliaciones de escuelas técnicas en Orán, Tartagal, Metán y Rosario de la Frontera
  • Inversión en talleres, laboratorios y maquinaria para electromecánica, minería y energía renovable
  • Nuevos centros de formación profesional en Cafayate y San Antonio de los Cobres
  • Equipamiento por más de $1.200 millones

Aun así, persisten problemas como:

  • Brecha tecnológica entre escuelas urbanas y rurales
  • Dependencia de los envíos nacionales del INET
  • Falta de un plan provincial de inserción laboral real para egresados

Nivel Superior: continuidad, pero sin crecimiento. El presupuesto para institutos superiores se focaliza en:

  • Pago de personal
  • Mantenimiento edilicio
  • Programas de capacitación docente

No se observa la creación de nuevos profesorados ni tecnicaturas estratégicas, pese a la demanda en áreas como informática, enfermería, minería y turismo. El sistema superior queda nuevamente “a demanda”, sin un proyecto de expansión planificado.

Educación Privada: el presupuesto confirma que las instituciones privadas continúan recibiendo aportes estatales para masa salarial, con porcentajes que en algunos casos superan el 70% y 80%, según categoría. Sin embargo, vuelve a presentarse el mismo problema de siempre: No hay un mecanismo claro y transparente para explicar por qué unas instituciones reciben más y otras menos. Tampoco se especifica un criterio de redistribución por alumno o por cuota, como proponen sectores del sistema privado no tradicional.

Instituciones Católicas: Dentro del universo de la educación privada, el mayor porcentaje de subsidios continúa concentrado en:

  • Escuelas bajo conducción eclesial
  • Instituciones dentro de estructuras católicas de gestión histórica

Los colegios confesionales siguen teniendo una fuerte dependencia del Estado para sostener salarios con aportes que superan ampliamente a los destinados a la educación privada laica o independiente. La balanza siempre se inclina hacia las instituciones vinculadas a estructuras eclesiásticas tradicionales.

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