Curas salteños vuelven a insistir contra Halloween. ¿Doble moral o luchar contra el mal?

Mientras medio mundo se prepara para el Halloween con calabazas, golosinas y disfraces, en Salta la Iglesia decidió volver a encender su vieja cruzada contra el “mal espíritu” del 31 de octubre. Desde distintas parroquias lanzaron la llamada “Fiesta de la Luz” o “Noche Blanca”, invitando a los niños a vestirse de santos en lugar de monstruos, fantasmas o brujas.

Según los organizadores, la idea es “divertirse desde la fe y no desde el miedo”. Pero el mensaje suena un poco forzado en una provincia donde los curas que hablan de “pureza” conviven con denuncias que dan más miedo que cualquier disfraz de Halloween.

Porque mientras la Iglesia pide que los chicos se pongan túnicas y alitas de cartón, el resto del mundo —sobre todo los más chicos— celebra la posibilidad de disfrazarse, jugar y ser por una noche el personaje que quieran ser y que reciban algún caramelo por eso. No hay nada diabólico en eso, salvo quizás la mirada con la que ciertos sectores del clero siguen juzgando todo lo que huela a libertad.

En redes, las imágenes de niños disfrazados de santos contrastan con las calabazas y los fantasmas que ya decoran comercios y varios barrios salteños. Una vez más, la Iglesia intenta imponer su moral sobre una tradición que no les pertenece, mientras las verdaderas sombras —las que surgen de los silencios, los abusos y los dobles discursos— siguen sin ser exorcizadas.