De la gloria al abismo en 26 horas y 53 minutos: Pablito López y el veloz borrado de La Libertad Avanza

Pablo Emanuel López vivía su breve momento de gloria: concejal electo por La Libertad Avanza, docente en ejercicio, cuadro político en ascenso. Un libertario puro, al menos en el discurso. Pero bastaron 26 horas y 53 minutos para que su nombre fuera barrido —con trapo de piso y sin rastro— por el mismo espacio que lo catapultó. Un miércoles 17 de julio a las 10:19, una denuncia penal por violencia sexual, física y económica cambió su historia. El jueves 18 a las 13:12, la diputada nacional María Emilia Orozco apretó “publicar” y decretó su excomunión política en un tuit.

Así de rápido. Así de quirúrgico.
Del Concejo al paredón. Del aula a la nada. Del partido al olvido.

“Comunicamos la expulsión inmediata de La Libertad Avanza Salta, del concejal denunciado (…)”, escribió Orozco, agregando que López había renunciado a su banca por pedido del partido, para “ponerse a disposición de la justicia”. Suena prolijo. Suena enérgico. Pero también suena demasiado bien como para no sospechar algo.

Porque no hubo conferencia. No hubo investigación interna. No hubo ni media palabra sobre la víctima, que, para colmo, también militaba en el mismo espacio. Tampoco hubo dudas ni proceso. Solo una sentencia exprés, como si lo que se buscara no fuera justicia, sino control de daños comunicacionales.

¿Y qué pasó en esas escasas 26 horas y 53 minutos? ¿Alguien chequeó algo? ¿Alguien escuchó a la denunciante? ¿Se activaron protocolos? ¿O simplemente se corrió a López del encuadre para que no manche la foto de campaña?

Lo cierto es que Pablo López —ahora exconcejal, exdocente y exlibertario— pasó en tiempo récord de representar a la “nueva política” a ser el rostro que nadie quiere recordar. El mismo que hace días ocupaba una banca, ahora carga con una denuncia penal, una cesantía en trámite y el repudio de quienes hasta ayer lo abrazaban en actos partidarios.

Todo en 26 horas y 53 minutos.
Porque en La Libertad Avanza, cuando el escándalo es inevitable, el plan no es contener: es limpiar rápido y mirar para otro lado.