Terribles detalles de trata a la salida de un colegio: Un remisero, un adolescente y tres "clientes" complicados

Salta18/09/2025Redacción El CaudilloRedacción El Caudillo
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La magnitud de este caso pone de manifiesto la urgencia de mejorar la respuesta de los organismos del Estado ante denuncias de trata, protegiendo así a las víctimas y evitando que sufran daños irreparableUna investigación de la Fiscalía de Distrito ha revelado una alarmante red de trata de personas que operaba alrededor de un colegio secundario, captando a menores para ofrecer servicios sexuales. Los acusados, en complicidad con un remisero clave en la captación, pagaban entre 60 mil y 200 mil pesos por cada menor.

Dirigida por el fiscal general Eduardo Villalba y la auxiliar fiscal Roxana Gual, la Fiscalía ha formalizado la imputación penal de cinco individuos acusados de captación, promoción, facilitación y explotación sexual. El juez federal de Garantías 1, Julio Bavio, respaldó esta acción, considerando la naturaleza "inusitada y compleja" del caso.

Las acusaciones incluyen agravantes por vulnerabilidad, minoridad y cantidad de víctimas, así como la participación de más de tres involucrados en la explotación sexual. Cuatro individuos han sido acusados como coautores, y un quinto, menor de edad, como partícipe necesario.

El fiscal Villalba destacó la explotación de niñas de una escuela secundaria y lamentó que denuncias previas no fueron atendidas, permitiendo que la organización continuara causando daños irreversibles a menores de 16 años.

El remisero desempeñaba un papel fundamental, aprovechando la confianza de los padres para trasladar a los estudiantes. Sin embargo, su verdadera intención era captar a las menores para ofrecerlas a clientes con fines sexuales. Las víctimas, alumnas de cuarto año, llegaron a tener encuentros sexuales con tres clientes imputados, facilitados por el remisero.

Los encuentros se realizaban en dos motel en la ruta 26 y, en un caso, en la casa de uno de los clientes, donde también se consumían estupefacientes. Según el fiscal, la escala de pagos variaba, comenzando en 60 mil pesos por un beso y alcanzando 200 mil pesos por penetración si la menor era virgen.

Además, se mencionó el papel de un amigo menor de las víctimas, quien aprovechaba su cercanía para identificar a las vírgenes y luego proporcionaba esta información al remisero a cambio de dinero.

El remisero había establecido un código de comunicación para los encuentros a través de mensajes, limitando la duración a 18 minutos casi al final del horario escolar. También monitorizaba a las menores, pidiéndoles que se grabaran en ciertas posiciones sugestivas para facilitar las ofertas sexuales.

La magnitud de este caso resalta la urgencia de mejorar la respuesta de los organismos del Estado ante denuncias de trata, con el fin de proteger a las víctimas y evitarles daños irreparables.

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